Es la primera semana de diciembre y tal parece que hasta el ambiente sabe que se acerca la navidad. Hoy nos despertamos con una temperatura de 25 grados. Hemos tenido la chimenea encendida todo el día.
En noviembre primero montamos el árbol de navidad, pero no lo decoramos. Me gusta decorarlo el día después de Acción de Gracias. Sin embargo este año se siente distinto.
Comencé a decorarlo con unas cintas que compré en Amazon pero terminé quitándolas. No tengo deseos de poner adornos. El árbol tiene luces integradas y no sé pero me parece perfecto tal cual.
A fuera sólo pusimos luces como outline, al frente de la casa. El otro día compartí en instagram que Lukas me dijo que la casa no se veía festiva. Me dio tanta gracia, porque él sólo tiene 7 y tiene el concepto de que es necesario tener muchas luces y decoraciones para celebrar la navidad.
En mi corazón sólo siento el deseo de celebrar en grande pero desde un approach más minimalista. Quizás con la intención de hacerles entender a ellos que la Navidad es más allá de luces y algarabía.
Para nosotros como familia cristiana es importante que nuestro niños entiendan el verdadero significado de la Navidad, que es el nacimiento de Jesús. Que no es necesario tanto “vericueto” para celebrarla. Que si un año no hay luces, eso no quiere decir que no celebraremos la navidad. Queremos que sepan que el verdadero significado para nosotros es Jesus y el más grande regalo de amor que hemos podido recibir.
Así que, desde mi mesa te comparto cómo quedó la decoración de navidad. Claro está, a eso le sumamos la galería que añadí en la sala para completar este espacio.
